
CRÍTICA – ‘Cielo’, de Alexis Caro
“Cada vez hay más tinta haciendo rastros en las sombras del cine”, apunta el escritor y gestor cultural Julián David Correa, refiriéndose al oficio de la crítica cinematográfica en nuestro país, y sentencia: “Colombia es un país complejo donde corre mucha sangre y mucha tinta, pero por lo menos esta tinta no ha corrido en vano.”
Como parte de la alianza que hemos establecido este año con la Corporación Cinéfagos, desde FilMedellín compartimos de manera inédita una serie de reseñas realizadas por estudiantes de la Escuela de Crítica de Cine de Medellín, a propósito de las cortometrajes que se exhibirán este mes de noviembre en las funciones especiales del ciclo ‘Buscando Tréboles’ en La Pascasia.
«Lo difícil de ser madre»
Crítica de ‘Cielo, de Alexis Caro
Por: David Guzmán Quintero
Ver este corto supuso para mí un reto similar al que me sometió Apocalípsur (2005). Y es que me predispongo a cierta condescendencia cuando se trata de cine colombiano y, específicamente, el de Medellín. Tiene que ver con que estoy convencido de que el cine son imágenes en sociedades, como lo expuso Sorlin; y, siendo Medellín la tumba sobre la cual nacieron tantas historias de la marginalidad y el sicariato, es imposible no priorizar el testimonio de la película sobre su forma. Es evidente que el caso de Apocalípsur es diferente al de Cielo, por la mirada nostálgica que supone el primer caso. Cielo, en términos audiovisuales, es una película correcta… demasiado, tanto que le cuesta solucionar la escena final en términos de iluminación y prefiere empastar los colores. Y con todo y lo mal interpretada que pueda llegar a ser y lo convenientemente ilógica que sea a veces la puesta en escena, es menester no olvidarse de lo que comunica: La maternidad incondicional, el lazo madre-hijo que se forja y que es el justificante de todo; más allá de ello, no hace falta una razón intelectual, pues la emocional basta. No hay de otra. La madre de Cielo está sometida a vivir por su hijo, lo que implica sumergirse en una espiral de miedo de la que saldrá solamente para volverse a incorporar a ella.
La dedicatoria al inicio del cortometraje, “A mi madre”, abre una historia con una sensibilidad maternal. Manteniendo la guerra al margen, Cielo sigue a una madre en busca de Emmanuel, su hijo; es casi una oda a la fuerza que requiere ser mamá en barrios donde el “va a haber una balacera” es una noticia frecuente; no obstante, la angustia sobre el paradero del pequeño hijo en medio de un fuego cruzado, es incesante, es un perenne estado de pánico. Y entonces emanan memorias y espacios distópicos que recuerdan al inicio de La llegada (2016), memorias y espacios distópicos que enlazan el inicio y el posible fin, la razón instintiva que la hace poner su vida en riesgo: El mismo chico que rodó desde su vientre, puede ser recogido por ella misma, muerto, baleado, en un andén. El caso de Medellín —específicamente, en interés del cortometraje en cuestión— es el de una cultura compuesta de núcleos familiares matriarcales: hay una veneración hacia la madre, en gran parte, porque no se tiene más, pues el padre —todos lo sabemos— en muchas ocasiones se tarda más de veinte años comprando cigarrillos o una bolsa de leche. Parece ser el caso del relato de Alexis Caro, pues el padre nunca se menciona y es la madre la que debe poner la cara por el hijo, la que carga con las preocupaciones y lidia con el desasosiego que puede conllevar el tener uno. Por otro lado, de la misma manera, por la cultura católica que albergamos, podríamos divagar en torno a la connotación del título —que, según los créditos, es el mismo nombre del personaje principal— y la relación que se puede establecer con la escena final y la ruptura estética que esta tiene en relación al resto del corto, pero, independientemente de las interpretaciones que surjan en cuanto a este momento, lo importante de Cielo es la sensibilidad de la que se compone, de la mirada compasiva y empática que tiene por la historia de Cielo, que es, a su vez, la de cientos de madres que habitan con la violencia como su vecina.