Amparo, de Simón Mesa Soto, seleccionada en Cannes

Simón Mesa Soto llega por tercera vez al Festival de Cannes, pero esta será la primera que lo hace con un largometraje. Amparo, su ópera prima, cerrará en la Semana de la Crítica un proceso que inició cinco años atrás, cuando desarrolló las primera ideas de una historia inspirada en la relación con su madre. “Esta película fue un elemento fundamental en mi vida”, nos contó en vísperas del anuncio. “Después de un trabajo tan largo, de aciertos y desaciertos, ese momento de simplemente poder compartir la película es una especie de celebración”. No es para menos. Con Amparo, Medellín vuelve a competir con un largometraje, luego de 23 años, en el escenario cinematográfico más importante del mundo.

Amparo es el día de una madre en los años 90 en Medellín”, resume Simón. La historia se alimenta de sus propios recuerdos de adolescencia, de la vida con su madre y de una minuciosa investigación sobre el fenómeno de las batidas militares en la Medellín de hace veinte años. Y es que en la ficción, Amparo debe enfrentarse a los obstáculos creados por una sociedad corrupta, “gobernada por el hombre y la guerra”, para evitar, en una carrera contrarreloj, que su hijo mayor sea llevado por el ejército a un batallón en una zona de conflicto. 

Hacer una película ambientada más de dos décadas atrás supuso un reto adicional. El trabajo de arte y de fotografía, conducido por Marcela Gómez y Juan Sarmiento, respectivamente, tuvo que ser meticuloso. Lo mismo para la elección de las locaciones, que debían parecer anacrónicas y conservar vestigios de la Medellín del pasado. La película se rodó completamente en Medellín y el Área metropolitana, principalmente en el centro de la ciudad, en Castilla y en un barrio industrial del municipio de Itagüí. 

Simón Mesa Soto da indicaciones a una de las actrices durante el rodaje de Amparo. Foto: cortesía Ocúltimo.

Para su realización, cuyo desarrollo inició en el año 2016 con los primeros bocetos de la historia, el equipo buscó diferentes mecanismos de financiación. La producción despegó en el 2017, cuando fue seleccionada en el Torino Film Lab, ganó un estímulo del Swedish Film Institute y fue beneficiaria del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico. 

En el 2019 recibió nuestro Incentivo a la Inversión Cinematográfica y a finales de ese mismo año completó su rodaje. En el 2020 fue beneficiaria de la Convocatoria Especial de Incentivos ‘Medellín de Película’ con un apoyo para su postproducción. Finalmente, en este 2021, la película se inscribió en la Incubadora de Proyectos de FilMedellín, herramienta de apoyo para el fortalecimiento y circulación de producciones locales.

Entre el 7 y el 15 de julio, cuando se lleve a cabo la Semana de la Crítica -sección dedicada a descubrir talentos emergentes-, Simón estará presentando su película por primera vez ante un público, el resultado de un trabajo de más de cinco años que trasciende sus 95 minutos de duración.

“Amparo fue un aprendizaje enorme, no solo en mi oficio como director sino en mi vida en general”, nos contó, emocionado. “Para mí, hacer este largometraje fue reaprender a hacer cine, pero también reaprender a vivir y a reinterpretar muchas cosas. Después de rodar, sin siquiera saber si había quedado bien o no, sentí que había hecho algo que ciertamente era una experiencia de vida para mí”.

De Leidi a Amparo: la ciudad y la maternidad

“El cine se construye a partir de las experiencias de vida”, comienza a explicar Simón cuando le preguntamos por la relación que tienen sus películas con la ciudad. El director nació en Medellín en 1986, estudió en la Universidad de Antioquia y luego se trasladó a Inglaterra, donde realizó una maestría en realización cinematográfica. “¿Qué hace una película especial o diferente? Las personas que la hacen, lo que eres”, continúa. “La experiencia de vida tiene un papel importantísimo. Y en mi caso, la experiencia es Medellín”. 

El plano de una Medellín escondida bajo una capa de niebla, pero que quienes la conocen saben que está allí por los elementos que la enmarcan – las montañas, los cables de energía puestos de cualquier modo, la silueta de la joven que mira el valle extendido desde la ventana- , abre el cortometraje Leidi, el proyecto de grado de la maestría de Simón, que marcó su primera invitación al Festival de Cannes y, a la postre, fue premiado con la Palma de Oro, máximo galardón del evento. La primera en la historia de Colombia. 

Leidi (2014)

Leidi sigue a una madre adolescente de un barrio periférico de la ciudad que busca al padre de su hijo en un día cualquiera. Una historia que, fuera de la pantalla, se repite cientos de veces simultáneamente. Que incluso podría pasar en cualquier otra parte del país. Sin embargo, su protagonista delata, sin necesidad de muchos diálogos, un arquetipo que evidencia las herencias de una violencia autóctona de Medellín. 

“Indudablemente, la ciudad es una influencia enorme”, comenta Simón, aunque nos revela que, para él, sus historias no pretenden hacer un retrato de la geografía que las domina, como sí de la sociedad y el entorno que las construyen. Medellín, visualmente, es el escenario, pero no es el protagonista. Lo concibió con Leidi y lo profundizó con Madre, su segundo cortometraje profesional (también estrenado en Cannes). Y ahora  lo continúa explorando con Amparo, una película que, comenta, “se compone en su mayoría de rostros”, dejando la ciudad, el paisaje, el trasfondo, en un segundo plano.

Madre (2016)

“Más allá de las estéticas de Medellín, es ver la esencia o el aspecto cultural y social de lo que somos a través de una historia, en este caso, la historia de una madre”, explica refiriéndose a Amparo

Y en la Medellín que construyen sus películas, la maternidad es un elemento determinante. Desde la adolescente Leidi que sube las empinadas faldas del Picacho cargando su bebé de pocos meses, pasando por el título mismo de Madre, hasta llegar a Amparo, la mujer que enfrenta a una sociedad en contra suya solo por el amor que le tiene a su hijo. “Yo sentía que en los cortos que había hecho existía un punto en común y se debía a la figura que era mi madre para mí”, explica Simón. “Yo crecí con el estereotipo de una madre soltera que tiene que criar sola a sus hijos. Con lo difícil que puede ser hacer y financiar un largometraje -refiriéndose a Amparo-, sentía que debía ser algo que me interesara mucho, y ese algo era la relación con mi madre”, puntualiza. 

Medellín en Cannes

Desde 1998, con La vendedora de rosas de Víctor Gaviria, ningún director de Medellín había llevado un largometraje al Festival de Cannes. La historia del cine local en este evento la inauguró el propio Gaviria en 1990, con Rodrigo D. No Futuro, la primera película colombiana en competir por la Palma de Oro. Gaviria repetiría la selección ocho años después con la historia de Mónica y El Zarco. 

A partir de la Ley de Cine (2003) varias producciones colombianas lograron estrenarse en Cannes-incluso varias en una misma edición-, pero fue solamente hasta el 2014, con Leidi, de Simón Mesa Soto, que una película local regresó al festival. Leidi ganaría la Palma de Oro en esa edición y, dos años más tarde, el mismo director volvería a la Competencia Oficial con Madre

En el 2020, el Festival de Cannes se canceló por el coronavirus, pero anunció una Selección Oficial y en ella estuvo la coproducción colombiana El olvido que seremos, rodada en varias locaciones de Medellín y con participación del talento local. En la misma edición también participó el cortometraje Son of Sodom, de Theo Montoya. 

En este 2021, Amparo será la primera película de Medellín que se estrena en la Semana de la Crítica. Y justamente en esta edición, el regreso de nuestra ciudad a Cannes estará acompañado del regreso de una cinta colombiana a la Competencia Oficial, pues Memoria, dirigida por el tailandés Apichatpong Weerasethakul, producida por Diana Bustamante y rodada 100 % en Colombia, fue confirmada como una de las 24 aspirantes de este año a la Palma de Oro.